domingo, 1 de novembro de 2009

Salir del armario

Y sabía que no era fácil para él, pero evitaba el tema. "Bastante tengo con lo mío, como para compartirlo", se justificaba. Pero le apretaba el pecho. Le dolía y le ahogaba, pero no como anoche.

Sabía que no era sincero y que ello implicaba no ser justo. "Ja, me río yo de la justicia, y lo mío ¿es justo?".

Ha sido una de las experiencias más dolorosas de su vida. Estaba tenso, con el cuerpo dibujando una lanza de arriba abajo. Todos los músculos contraídos. La tensión en el estómago le provocaba arcadas un rato después, cuando se mezclaban las lágrimas con las palabras que acaba de pronunciar cagado de miedo, compartiendo lo más íntimo que tenía.

No podía posponerlo más, era el momento sí o sí, después de besarlo con la convicción más tierna. Después de tanto y tanto darse, de dibujarle un te quiero en la frente o en la mano, le confesó por qué aquello no funcionaba, con la voz firme pero con el cuerpo fuera de sí.

Si no sigue este camino contigo, nunca te mereció la pena. Es lo que aconsejan los libros de estilo de amor y de amistad. Pero esto desordena la cabeza de cualquiera.

3 comentários:

  1. Pues merece admiración por haber sido tan valiente al sincerarse.
    Claro que desordena la cabeza de cualquiera, pero él se ha dado cuenta con el tiempo que no se puede seguir enmascarando la realidad por muy doloroso que sea el momento.
    Toda decisión es respetable así que sólo decirles que tiempo al tiempo pues no es nada fácil en ambos casos.
    Un beso ;)

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  2. pepi es muy sabia, así que no tengo nada q añadir a sus palabras, solo pronunciar de nuevo mi admiración y mi incondicional cariño a los valientes de este mundo

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  3. He estado demasiado al margen. Debo verte/veros. Te he llamado esta tarde para ir a verte a tu casa pero viendo qeu te han operado de amigdalitis imagino que aún no puedes hablar. Te quiero Dora. Un besito

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