sexta-feira, 16 de outubro de 2009

Tristeza


Me siento inútil, pesada, triste. Pesada por dentro y por fuera. Inútil, incapaz de movilizarme, con el dinamismo de una persona de 80 años. No quiero moverme y no tengo a dónde ir. Lo peor es mi cabeza, llena de fantasías porque el esquema de vida que tengo no es válido para la vida con la que tengo que conformarme. Me falta energía y no sé dónde voy. Me veo repetir las mismas intentonas una y otra vez y el resultado sigue siendo el mismo: nada.

Todavía no he aceptado que mi vida es una vela apagada, ya no le puedo adherir ningún romanticismo, ya no quiero luchar. Tengo que hacer las cosas de manera más automática sin pretender convencerme de que esto es o lo otro va a suceder.

Mi mente es una cueva en decadencia llena de oscuridad y sueños vacíos de antaño. Tengo pocas cosas con las que ilusionarme y sólo hago aquellas cosas que creo son mi deber. Pierdo una vez tras otra la capacidad de ser comprendida, escuchada, estimada. No me comunico apenas con nadie; Olga no entiende algo que es sencillo y fundamental para mí y para lo que preciso apoyo, y yo decaigo y me apago, soy una sombra de lo que fui.

Ha sido una carrera empinada hacia la nada, el estallar de mis sueños, la podredumbre de espíritu, el sopor. Nada funciona. Ya no quiero hacer nada ni intentar nada. Las ilusiones son inútiles para mí. Mi existencia es una barriga pesada y llena, un vacío huero, la imposibilidad de hablar. Cuando hablo lleno el aire de ruido que no llena la existencia de nadie, que no significa nada para nadie, tan sólo polémica, estupidez, incomprensión.

Al final tengo que estar de acuerdo con que tenemos un destino. Éste no es el que soñé. No sirve de nada intentar coger carrerilla y soltar las alas para comunicarme con los demás. Es inútil, nunca me funciona.

No puedo seguir haciendo esfuerzos para comunicarme necesito aislamiento, ya no puedo aspirar a nada. Tengo ganas de destruir mis naves porque ya no tengo dónde ir y el verlas con las velas al viento me recuerdan erróneamente la posibilidad de una salida. Puedo acompañarte, puedo pretender que no siento por dentro, pero debo dejar las ilusiones a un lado porque tan sólo me queda la misma realidad que es el escindirme del mundo durante esos momentos en los que no puedo ni con mi alma, y olvidarme de salir adelante.

Yo no le veo sentido a llenarme la cabeza de fantasías, de corcho, de ánimo, de planes. Lo único que me queda es el sentirme sola en mi mundo y brillar por mí misma esta deslucida luz. Siempre he sido un alien, siempre he estado fuera, siempre hablo para nada, por lo menos lo que escribo escribo para mí. Deberían dejar de afectarme las reacciones de la gente. No tengo energía para luchar - estoy rota.

Lo único que quiero es refugiarme en un lugar caliente, cálida y saber que me dejan en paz. No es mucho pedir. Ahora mismo tengo miedo de que esto sea posible. Es un mínimo, un mínimo lo que pido . Es situarme en el espacio hueco que que mr ha permitido la vida y pedir que me dejen tranquila ahí, que me deja rota, inútil, reservada.

Los demás tienen sus planes, sus sueños, sus ilusiones. Yo les impulso a ellos, no soy únicamente un peso muerto, pero no puedo permitir que este peso me afecte. Yo no tengo planes, tampoco tengo amistades, me duele relacionarme con la gente, no puedo soportar ninguna presión. Es muy difícil y nadie me cree.

Me decepciono siempre. Me duele el contacto directo con la gente, me aburre. Me abruma, me revuelve y me hace querer acercarme, expresarme, ser comprendida, y no consigo nada.

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