-Tío, pues un amigo una vez en una discoteca de kinkis estaba en el baño y su fogosidad se multiplicó por dos cuando se unió a la de un hetero, con novia de fucsia en la pista y adornada por arosdorados.
Y anoche en Valencia la ficción se hizo realidad. Estabamos en una discoteca de ambiente. Pero al parecer como era viernes y gratis, había mucho público mascachapas. Ya sabes, esos que van allí porque "les encanta la música que ponen". Sí, guapa, lo que tú digas.
Cruce de miradas con mi amigo. Y se fueron juntos. La amiga, novia o paripé clavando su tacón de aguja de bersaka en el albero de esa discoteca y su pariente con el otro intercambiando intimidades.
Cruce de miradas con mi amigo. Y se fueron juntos. La amiga, novia o paripé clavando su tacón de aguja de bersaka en el albero de esa discoteca y su pariente con el otro intercambiando intimidades.
Morbo asegurado. Y el alto nivel de líbido se mantuvo a pesar de la bajada que provocaba verle ese pirsin verruga lenteja sobre el labio y la boca, o quizá toda la mandíbula, moviéndose con espíritu de máquina de escribir.
El encuentro se desarrolló y finiquitó con poca mariconada. El pariente emplazó a su nueva presa a verse de nuevo cuando la noche ya estuviera acabando y así los efectos psicotrópicos, según él, hubieran abandonado su cuerpo.
Tiene razón Marci en dos puntos con estas historias. La pena que nos profesa esta gente que no se ve respetada por su condición dentro de su entorno de amigos. Y que estas leyendas tienen su punto de realidad, pero que no todo el monte es orégano.

PD: "Hola, gracias por invitarme a tu programa, te llamo porque es que resulta que tengo yo una amiga mía a la que le pasa..."